Durante la mañana las chicas y chicos de 4°, 5°, 6° y 7° grado tuvieron la oportunidad de disfrutar de una obra de teatro con títeres en el SUM de la escuela. Se trata de la serie ReCuerdos del titiritero Sergio Bressky quien profundiza en el vínculo entre los niños, las niñas, y sus padres. Padres, no madres. Padres que varias veces no están para hacer upa, preparar la mema o dar la caricia cariñosa que nuestros hijos e hijas necesitan para vivir, para crecer y para amar.
La obra tiene varias genialidades. Una de ellas es que tanto el retablo como los títeres son tan simples que la expresividad sólo se da en ese encuentro que tanto el titiritero como el público ponen en común en ese juego de historias y personajes. Una historia por aquí, una historia por allá, que van naciendo tímidas entre las risas y los dolores que se generan a medida que la obra transcurre. ¿Acaso así no es la vida? La risa que cura el dolor, o al menos lo alivia, o lo oculta. Porque el abrazo que no se dio hoy, no se repone mañana.
Otra de las genialidades es la continuidad entre las dos historias. En la primera, un padre hosco que tiene a su niño al alcance, pero no lo descubre, no lo ve con los ojos amorosos. El hijo insiste, llama la atención y lo consigue: unas caricias - cosquillas con el dedo de una manaza extremadamente enorme que trueca el vacío en carcajadas. Carcajadas de ambos, porque no hay alegría si no es compartida. En la segunda, un hombre al que la almohada de su cama cae a un sitio algo inaccesible, hace lo imposible para recuperarla. Al lograrlo, nos damos cuenta que dentro de ella había un tesoro inigualable: la foto de su hija, su única compañía en su propia situación de encierro en una celda.
ReCuerdos deja semillas. Cuestiona y expone con crudeza el lugar de padres y de hijos cuando uno no sabe aprovechar (disfrutar) la maravilla de la experiencia humana de ser papás.
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Algunas imágenes de la obra
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